Un buen sistema para que no se nos escape el calor del hogar y por supuesto no gastar más en calefacción es vestir las ventanas y así reducir el gasto evitando perderlo por entre las ventanas. Se trata de poner cortinas aislantes porque con ellas evitaremos que se vaya un tercio del calor dentro del hogar.
Sin embargo para que realmente sean aislantes, hay que tener en cuenta el material con el cual se han confeccionado así como el tamaño de las cortinas. Es decir, cuando están extendidas, los bordes de las cortinas tienen que superar en varios centímetros los límites laterales de las ventanas, y ser lo bastante largas como para casi rozar el suelo. Por supuesto, mientras más gruesa sea la tela mejor aísla la temperatura. Tejidos como: jacquard, chenille o panamá son los más indicados.
Otro sistema es el doble cortinado. Realmente se trata de la típica cortina ligera tradicional acompañada por una más gruesa, que en la mayoría de los casos se pone a modo decorativo. Pero la realidad es que durante el invierno se cuenta con una buen modo de aislar y, en durante el calor, basta con retirar la tela de mayor espesor.
Después está el sistema blackout es decir cortinas que bloquean por completo el paso de la luz. Si bien en un principio se utilizó en las oficinas y en salas de reuniones o en las típicas habitaciones de hoteles con grandes ventanales para que permitan dormir de día como si fuese de noche. Ahora se están implantando en los hogares. Y no solo porque evitan que entre la luz como si fueran persianas, también para evitar que el calor se nos escape por la ventana.
Imagen | Alejandra Mavroski