Este no es un post del tipo truco, ni del tipo oferta, más bien del tipo reflexión. Viendo como se desarrolla la industria de la electrónica de consumo y de la informática, uno de vez en cuando se para a pensar donde vamos a ir a parar.

En la cultura del te-saldrá-más-caro-el-recambio-que-comprar-uno-nuevo, potenciada por marcas que ya diseñan sus productos con una fecha de caducidad, tendemos a renovar nuestra tecnología con una frecuencia que empieza a ser preocupante. Parte de la culpa de este hecho es de los fabricantes, que gastan más en marketing y publicidad que en controles de calidad y en uso de materiales duraderos, y la otra parte de la culpa sin duda es nuestra, por tragarnos lo que nos dicen.

Un móvil debería durar más de 2 años. Una cámara, más de 3 (y más de 5 o 6, teniendo en cuenta que los casos en los que imprimimos las fotos que tomamos son raros y que la palabra megapíxel es un timo en toda regla). Un ordenador, si no lo usamos para jugar ni nos dedicamos al diseño, al vídeo o al 3D, más de 5.

No hace falta pensar mucho para darnos cuenta del gasto (en este caso gasto importante) que supone esta tendencia, así que sin duda os animo a que os hagáis la pregunta que titula el artículo cada vez que sintáis, por razones que no podéis explicar muy bien, que quizás vuestro gadget necesita un reemplazo.

Fotografía: ExtraKetchup.